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miércoles, 7 de octubre de 2009

Sobre la última clase en que hablamos del muralismo

Sobre el muralismo y el arte prehispánico

Lo prometido es deuda y espero que esta entrada aclare lo que intenté explicar en clase, sobre todo al grupo 308, porque percibí que la manera en que intentaba explicarlo no fue muy eficaz. Sé de antemano que los lectores serán pocos pero, aún así, fue mi compromiso y debo cumplirlo para quienes hayan llegado a la página.

Ya hablamos de las características principales del muralismo y del arte prehispánico (pronto subiré un resumen de ello), pero me interesaba también hablar de la articulación entre estos dos momentos tan lejanos temporalmente.

El programa contempla la revisión de dos temas de arte mexicano: el arte prehispánico y el muralismo. Esto se debe a que son dos temas de inminente importancia para el proceso de construcción de la identidad nacional para el México moderno, es decir, para la nación que debía surgir después de la Revolución de 1910.

Por un lado, yo creo que cuando tocamos temas de la historia del arte mexicano sin tener ningún antecedente, es necesario mostrarlos en un contexto más amplio que nos permita situarlos con respecto al papel que jugaron dentro de la historia de la construcción de la identidad nacional. Por otra parte es necesario mostrar cómo están articulados los temas para que veamos la justificación de elegir estos y no otros como representativos del arte mexicano, dado el corto tiempo que tenemos para cubrir el programa y la imposibilidad de abarcar la historia completa.

Veámoslo enumerando algunas circunstancias.

Del Muralismo

1) El muralismo intenta mostrar el México posrevolucionario desde varios ángulos: la Historia de México, los logros de la Revolución, los ideales de la Revolución, la descripción de los problemas de la sociedad mexicana y, especialmente, la reivindicación del "verdadero" México que incluye a los olvidados, los campesinos, los obreros, los indígenas.

2) En esta reconstrucción de la identidad nacional coexisten dos intenciones aparentemente en conflicto: por un lado la necesidad de construir el proyecto nacional sobre el ideal moderno del progreso; por otro lado, rescatar las tradiciones originarias del México prehispánico, la cultura popular y el mundo indígena.

3) La primera evidencia de esta intención es obvia y casi ni es necesario mencionarla porque está a la vista: los muralistas retratan, entre otras cosas, campesinos, obreros e indígenas.



Pero lo que me interesaba explicar (y ahí surgió la confusión) era la manera en que se relacionan algunas características del arte de las culturas prehispánicas con las intenciones modernas del muralismo.

Del Arte Prehispánico

1) Decíamos que el arte de los pueblos prehispánicos tenía un carácter eminentemente colectivo, puesto que siendo un arte casi siempre ligado a la religión, se encontraba en los templos y representaba a los dioses o estaba relacionado con rituales muy diversos.

2) Por otra parte, salvo algunas piezas mexicas de un periodo tardío, no tenían una apariencia naturalista, sino que recurrían a una representación sintética de las formas, con una intención simbólica que echa mano de elementos de la naturaleza, combinándolos para darles una apariencia impresionante (piensen en la Coatlicue). En muchos casos las proporciones son monumentales, por lo que los españoles recién llegados a América, los miraban con horror.



Del arte moderno, el muralismo y lo prehispánico

1) Los artistas europeos de principios del siglo XX impulsaron grandes rupturas con el arte anterior. Conocemos a esos movimientos como vanguardias artísticas. Muchos de estos artistas decidieron tomar formas artísticas desarrolladas fuera de Europa, como por ejemplo, el arte del continente africano, las estampas japonesas o el antiguo arte egipcio, para renovar su lenguaje plástico.

2) Algo parecido pensó Diego Rivera al recibir el encargo de Vasconcelos (recordemos que él pasó varios años en Europa, conviviendo con varios de estos vanguardistas y practicando él mismo el cubismo). Pero aquí no había que voltear a otras partes del mundo sino al pasado prehispánico, una tradición excepcionalmente rica estéticamente.

3) Hay muchos de estos elementos prehispánicos en el muralismo. Es cierto que Rivera y otros muralistas se interesaron también por los murales europeos, especialmente los italianos del Renacimiento, pero el muralismo estaba también presente en la arquitectura prehispánica; el carácter sintético de las formas del muralismo (si lo observamos bien, veremos que no es un naturalismo, sino realista en los temas, pero estilizado en las formas) también es cercano al arte antiguo de México; y sobre todo, la intención de recuperar un arte para la comunidad antes que un arte individualista y, por último, su carácter monumental es también evidente.







Conclusiones:

1) Aunque hay quienes afirman que esta relación entre el muralismo y el arte prehispánico es una construcción un tanto artificial, lo cierto es que en buena medida es a través del muralismo que el tema de lo prehispánico y de lo indígena como origen de lo mexicano ha conseguido establecerse a tal punto que en ocasiones incluso se llega a perder de vista la pluralidad de la configuración cultural del país.

2) Y por otra parte, el muralismo señala al arte prehispánico como una posible fuente para la renovación del lenguaje plástico, dicho sea de paso, fuente que no agotó el muralismo y la llamada escuela mexicana, sino que ha seguido presente incluso en las manifestaciones del arte más reciente.

Espero que quede más claro ahora. Nos vemos pronto.

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