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miércoles, 26 de marzo de 2008

Apuntes sobre la modernidad y el arte moderno

Sobre la gestación de la modernidad

No es posible, dentro de los límites exigidos por el programa académico del curso, hacer un análisis cuidadoso de lo significa el término modernidad. No obstante, es necesario para no alimentar habituales deformaciones de la comprensión de la cultura moderna que suelen inculcarse precisamente en los niveles básicos de la escuela, dar una breve explicación de la ambivalencia del término “modernidad”. Será, pues, importante mostrar cómo el mundo moderno tiene sus bases teóricas en lo que se conoce como el pensamiento moderno, pero también que el pensamiento moderno tiene diversas orientaciones, una de las cuales es la visión de los artistas modernos cuyo pensamiento y acción tienen un carácter eminentemente crítico sobre el mundo moderno real.

Explicado de manera muy simple, puede decirse que el mundo tecnológico en el que hoy vivimos es resultado de un enfoque que intenta dominar el mundo natural y social (dominar, en este contexto, significa abarcarlo por completo, explicarlo, tener el poder de manipularlo y transformarlo en beneficio propio) por medio de la razón y del desarrollo de tecnología a partir del conocimiento científico del mundo; enfoque que tiene como condición el colocar al hombre como centro de interés principal del conocimiento (humanismo) y, por supuesto, colocar a los hombres (a todos los hombres y mujeres, claro está) como aquellos que recibirán los beneficios de este dominio. Pero esto en el mundo real no se consigue, o se consigue a medias o se consigue afectando a grupos de personas que quedan excluidos. Y quienes cobran conciencia de este fracaso (que tiene lugar en tan diversos ámbitos) exigen una corrección del rumbo. Ese es el caso de filósofos, literatos, pensadores en general, científicos y, quienes nos interesan más en el curso: los artistas modernos. Es un pensamiento crítico de la modernidad. 

Esta intención de relacionarse con el mundo de una manera racional y científica tiene su primer impulso en el Renacimiento (como pudimos observar en el curso anterior). Y es en el periodo de la Ilustración (s. XVIII) cuando este impulso se convierte, al menos en Europa, en un proyecto que busca una expansión universal. Pero la historia del pensamiento no se mueve tan rápidamente como uno podría pensar. En realidad son muchos los factores que intervienen en la transformación de una cultura y sólo a través de muchos años estos cambios se hacen evidentes. Al paso del tiempo, (en un lapso que va del s. XV al s. XIX), esta necesidad de dar explicación científica del mundo y la preocupación por hacer del dominio del hombre sobre la naturaleza, la fuente de un anhelado progreso de la humanidad hacia ciertos ideales, abarcó casi todas las regiones y actividades de la humanidad y la compleja organización política, económica, social, de un mundo regido por la tecnología y el capital que hoy llamamos, sin dudar, “mundo moderno”, no se consolida sino hasta el s. XX y por supuesto, nunca alcanza por completo los ideales que se propone y se encuentra con muchas contradicciones.

La expansión de la modernidad no puede suceder de manera homogénea, sino que se desarrolla en muy diversas modalidades y muy diversas teorías en muy diversos ámbitos, y hay muchas respuestas sobre lo que es o debe ser un mundo moderno.

Se puede hablar, sin embargo, de ciertos valores en los que coinciden muchas de las orientaciones del pensamiento moderno: la igualdad, la libertad y el progreso.

Caracterización de la modernidad

En un ensayo del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez titulado Radiografía de la posmodernidad, que aparece en la revista Artes Plásticas (volumen 3, número 12, marzo de 1991), podemos encontrar una caracterización breve de la modernidad que resulta sencilla y útil para nuestra explicación:

"Por modernidad cabe entender el proceso histórico que se abre con el proyecto ilustrado burgués de emancipación humana, con la Revolución Francesa que pretende llevarlo a la práctica y con la Revolución Industrial que va a desarrollar inmensamente las fuerzas productivas. Este proceso histórico de modernización es un proceso de expansión progresiva. La sociedad moderna es una sociedad dinámica, en constante desarrollo , orientada hacia el futuro, una sociedad que no conoce límites ni estancamiento. La modernidad aparece caracterizada por una serie de rasgos positivos:
1) su proyecto de emancipación humana [liberación].
2) su culto a la razón que impulsa el dominio cada vez mayor del hombre sobre la naturaleza y sus propias relaciones sociales humanas y [racionalización]
3) el carácter progresivo del proceso histórico, proceso lineal y ascendente en el que lo viejo cede su puesto a lo nuevo y en el que -como dice Marx- "todo lo sólido se desvanece en el aire". [progreso] Ser moderno es estar abierto siempre a lo nuevo en un proceso progresivo hacia un fin o meta superior. Componente esencial de la modernidad es pues, la negación del pasado, de lo viejo y la preeminencia del futuro, de lo nuevo." (págs 57 y 58)

Maticemos (Sánchez Vázquez lo hace pero extensamente), se considera moderno todo aquello que reconoce una tradición, pero que considera tal tradición como anticuada y por ello promueve posibilidades de transformación. Por eso diremos que la modernidad en general busca romper con el pasado. Pero esto no significa un simple desprecio por lo que ya pasó o por lo que ya se hizo, sino que lo que se busca es transformar las condiciones del pensamiento, de la vida y en general de las muy diversas prácticas humanas para mejorarlas. Esta ruptura, pues, buscará hacer efectivos los ideales de la modernidad (criticando las condiciones reales de la vida).

Ahí es donde el arte moderno encuentra su sentido y su lugar de acción. Las distintas modalidades de respuesta crítica ante el mundo moderno las encontramos en lo que hemos llamado las Vanguardias Artísticas: Cubismo, Futurismo, Expresionismo, Dadá, Surrealismo y los diversos Abstraccionismos: Constructivismo, Neoplasticismo, Suprematismo. Cabe agregar también al Muralismo Mexicano y a los movimientos vanguardistas latinoamericanos. Podemos considerar estos movimientos artísticos como críticos de la modernidad en tanto que desde su práctica artística cuestionan las condiciones estéticas prevalecientes y proponen alternativas, pero no sólo eso, sino que se suman a otras formas de crítica en el ámbito social o político, unas más políticas que otras, otras más radicales en lo estético, pero todas con conciencia de su posición de renovación frente a lo dominante o frente a lo establecido. 

Y ahí es a donde quería llegar: tratemos de entender los movimientos artísticos que hemos revisado como respuestas críticas y no sólo como modos peculiares de hacer pinturas u objetos de arte. Si lo entendemos así, será más fácil entrar en los temas siguientes.





Bueno, creo que es suficiente por ahora.

O. R.

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